Una nieta que encuentra los diarios de su abuela y empieza a escribir la historia de la familia es el desencadenante de la trama, protagonizada por una serie de mujeres. Todas tienen nombres relacionados con la luz: de Nívea a Clara, pasando por Blanca y Alba. Esta última es la encargada de tirar del hilo de la historia. Lo hará, como apunta Carme Portaceli, haciendo hincapié en la reconciliación, aplicada tanto a un país como a la familia protagonista. Perdón y amor van de la mano en esta reconciliación, con una ambientación de ensueño y en una muestra de realismo mágico que, aun así, no se ahorra las referencias a la vida política para recordarnos que, a menudo, influye en nuestras vidas y las condiciona incluso cuando no tenemos nada que ver con ella.