La obra transcurre en el espacio de lo cotidiano, lo familiar, de la calle. En este entorno los personajes se cuestionarán lo que para la mayoría resulta evidente, lo que en demasiadas ocaciones aparece como válido e inevitable. Se preguntarán el por qué de muchas cosas, se replantearán conductas absurdas, dictadas por normas sociales no escritas. También hablarán de las escritas, las legales, las que marcan sus vidas. Y de amor, y de cremas, y de niños que vuelan, de parejas, de sexo y de bancos, de danzas y guacomel. Y se reirán de todo ello.