Soledad Vélez no es una cantautora de folk cualquiera. A pesar de la apariencia amable de sus canciones, su voz se impone con una autoridad que hace pensar en la fuerza salvaje del blues, una fuerza que te obliga a no pasarlo por alto como si se tratara de un producto de temporada. Como supo ver su guitarrista y compañero de viaje Jesús de Santos, la música de esta joven chilena instalada en Valencia es algo diferente y tiene mucho más que ver con la rotundidad y el espíritu primario de la primera PJ Harvey que con el pop etéreo y cosmético de muchas coetáneas suyas. Una belleza oscura e hipnótica que coge y no te suelta.