Bruno, Sergio y Raquel, tres hermanos distanciados por el devenir de la vida, son citados tras la muerte de su tía Enriqueta para el reparto de su herencia, a pesar de no haber tenido nunca una relación cercana a la fallecida. Para su sorpresa, a cada uno de ellos le es concedido mucho más de lo que imaginaban.
Sin embargo, cuando van a firmar la aceptación de la herencia, el albacea les lee el final del testamento: cada uno podrá renunciar, si lo desea, a su parte, a cambio de lo que contiene el maletín metálico que él ha llevado a la cita. Ahí comenzarán las dudas, envidias y rencores a salir a la luz antes de conocer lo que contiene dicho maletín, algo que jamás se habrían podido imaginar.