Encerradas en un camerino, Bernarda y Adela esperan el momento de ser quienes son en boca de algún intérprete. Despiertas en una realidad que no les pertenece y de la que intentan evadirse jugando a ser quienes son, personajes de La casa de Bernarda Alba. Pero el juego esconde un intento de protegerse de su presente, ya nadie pone en escena su historia: "Esta es la pena de ser un lujo, cuando deberíamos ser sustento para el alma".