Lúcid es una comedia... extraña. Podríamos decir que es una comedia “devastadora”, por su inesperado y sorprendente final, pero su mezcla de géneros es constante e inclasificable. Resulta fascinante la naturalidad con que esta obra pasa de un género a otro. “La mezcla es maravillosa”, dice uno de los personajes, y ahí pasamos del thriller a la comedia delirante y al humor más sutil, del melodrama más obvio al drama más frío y contundente, próximo a la tragedia.