Ay, Carmela es un canto a la supervivencia, a la dignidad del ser humano, un suspiro, un dolor encerrado en un «ay». Una historia contada desde los ojos de Paulino, un muerto en vida que necesita aferrarse a la idea de que la aparición de Carmela, una muerta que vuelve a la vida, es real y de que el espectáculo debe continuar sea como sea.
Es la historia de dos supervivientes que lo único que tienen para sobrevivir es necesitarse el uno al otro y que, incluso estando uno de los dos ya muerto, esa dependencia se hace más notoria. Es la relación de dos pobres seres humanos (en este caso dos cómicos) en un contexto tan brutal como es una guerra, donde la palabra justicia se vuelve sorda por el ruido de las bombas.